Hace algún tiempo atrás, supe que un babalawo residente en Europa decidió viajar a Cuba en busca de hierbas para el empleo de las mismas en uno de los rituales habituales de esta religión a celebrarse en suelo europeo.
Creo que igual que ha muchos que leerán este artículo les vendrá a la mente una interrogante.
¿Es necesario el uso de una vegetación específica y desde un territorio único para rituales de esta religión?
Si nos remitimos a los datos que nos aporta la historia, hallaremos la fuente que saciará nuestra sed de saber.
La trata de esclavos cuya etapa ha dejado una huella imborrable de tristeza y horror también nos recuerda una historia de desarraigo y transculturación forzada.
En los tiempos que corren, bien diferenciados - social, política y tecnológicamente- de aquella época, nos encontramos el fenómeno de la diáspora.
Nuevamente el hombre mayormente obligado por las circunstancias se ve en la necesidad de ejercer ritual y filosóficamente el legado de Ifé, que aunque continúa siendo el centro de la religión yorubá en Nigeria, ve como día a día su ramificación alcanza más países en cada continente.
Aquellos primeros hombres y mujeres llegados a América bajo el yugo de la esclavitud y despojados de todas sus pertenencias, tuvieron que ser capaces de sobrevivir, no sólo físicamente, sino religiosamente.
Sencillamente, tuvieron que empezar de nuevo.
Ante sus ojos, una tierra diferente, una vegetación diferente, un clima diferente y una fauna diferente. Y además de todo esto una autoridad represora con una evidente intención de borrar todo vestigio de aquella herencia depositada de generación en generación
De esto último se generó - como un ejemplo claro de estrategia en la lucha por la supervivencia - el fenómeno "sincretismo", bien conocido por todos aquellos estudiosos de esta parte de la historia, como método eficaz para salvar la herencia de sus antepasados de la imposición de la fe cristiana.
La introducción de cultivos asiáticos como la caña y la platanera - esta última asociada a la deidad Changó - y especies animales como el cerdo, la cabra, el perro y la oveja esparcidos por el suelo antillano, sin dejar de mencionar la utilización del coco como sustituto del Obi kola para adivinar, el polvo sacado del ñame para sustituir el iyeirosu extraído de un árbol africano ausente en las Antillas, hace interminable la lista de recursos empleados por africanos para continuar con los rituales yorubás en América y Europa.
Después de esto, sería sensato creer que la religión de Ifé sucumbió ante las nuevas condiciones?
Después de esto podemos negar la posibilidad de que el legado yorubá es capaz de adaptarse y continuar con su labor allá donde hubiere de llegar?
La historia ha dado su respuesta, y ha sido, no.
La religión venida de Ifé es evolutiva, flexible en muchos aspectos y universal, por eso desde mucho tiempo atrás ha derribado las barreras que hoy le ponen únicamente aquellos que acaban siendo víctimas de la ignorancia, la retrogrades y la detracción.
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